En El Nuevo Molino sus fogones, la inmensa y rica despensa cántabra adquiere nuevos matices que son la base de una cocina clásica adaptada con guiños contemporáneos que permiten interpretar platos de siempre y hallar nuevos formatos para los sabores de toda una vida.

Reabierto desde 2.004 ha basado su cocina en los buenos productos cántabros, que siendo manipulados con maestría dan como resultado unos platos merecedores de una estrella Michelín, concedida en el año 2.018.

Dispone de preciosos jardines, un horreo que además tiene cocina y dan comidas para grupos pequeños. Tiene también amplias terrazas y distintos comedores.

Como todo buen restaurante, la carta varía en función de temporada. Tiene unos entrantes fantásticos, como su Carpaccio de vaca Tudanca, sobre torto de maíz y esfera de queso, o Pulpo a la plancha, perlas de tapioca y salsa de calamar o las rabas de calamar.

No tienen carta de pescado, ya que en este restaurante sólo se sirve pescado del día y de temporada.

En carnes nos encontramos de nuevo a la granja cántabra. Eso si, con unos matices fantásticos.

Los postres muy ricos, por lo que hay que hacer una mención especial, así como a su cuidada bodega, con más de 300 referencias.