Si alguien trata de engañarnos decimos que quiere «dárnosla con queso» y también utilizamos la expresión «que no te la den con queso» cuando queremos advertir a alguien de que no sea víctima de un engaño.

Esta expresión tan utilizada en estos casos, proviene de cuando los antiguos bodegueros recibían la visita de los compradores de vino al por mayor y les ofrecían una cata, con tal de que probasen sus caldos antes de comprarlos.

Siempre existía alguna añada de vino que salía menos bueno que otros y para que no se notase la baja calidad y fuese adquirido, lo servían acompañado de una ración de queso.

El sabor y fuerte olor del queso disimulaba la baja calidad del vino, por lo que, en muchas ocasiones, el bodeguero acababa engañando a los compradores y estos terminaban comprando ese género al mismo precio que el de mayor calidad.

Está claro que no es nuestro caso y que nuestros caldos y quesos son un manjar.