Este es un canapé que gusta tanto a niños, como a adultos. Esto es debido a su suavidad de sabores y el recuerdo a la infancia, que nos traen los quesitos en porciones.
Preparamos los ingredientes.
Abrimos los quesitos y picamos muy pequeño el jamón york.
Troceamos los quesitos y los ponemos en un cazo a calentar, junto con la nata.
Añadimos la nata y revolvemos sin parar hasta que se fundan los quesitos con la nata. Siempre a fuego mínimo.
Nos queda con una densidad cremosa, tener en cuenta que debe estar un poco espesa, pero que al enfriar, cogerá más densidad.
Ya fuera del fuego, añadimos el jamón troceado.
Lo mezclamos todo perfectamente, quedando una crema uniforme.
Una vez fría la crema, rellenamos con ella las tartaletas.
Añadimos sobre las tartaletas una pequeña porción de piña en su jugo, y ya lo tenemos.
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